Cuando se pasa de la paternidad a la hiper paternidad

Cada vez más expertos en educación creen que los modelos de educación han evolucionado demasiado rápido. La periodista Eva Millet, nos cuenta en su libro “Hiperpaternidad”, que vemos a los hijos como seres intocables, estando siempre encima suyo, a los que hay que defender a toda costa y solucionarles todos sus problemas. Este modelo de educación impide la autonomía, y aumenta la frustración y un montón de miedos en los niños.

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Si hace unos años a los niños se les hacía menos caso, dejándoles que fueran un poco a su aire y fueran independientes, hoy en día se les presta demasiada atención. Hemos pasado del modelo “mueble” al modelo “altar”, llegando al punto de venerarlos.

Y aunque lo hacemos con la mejor intención, preparamos los hijos para el futuro, con la agenda llena de extraescolares, corriendo de un lado a otro, y sin tiempo a lo más importante: jugar. Los saturamos y acabamos criando hijos incapacitados por el exceso de protección, generando en los niños carencias emocionales, por la falta de tiempo y espacio. Además, los niños al estar tan sobreestimulados y saturados de información desde pequeños, tienden a aburrirse fácilmente.

Cuando a lo que debemos llegar es a lo que se llama “underparenting” o la “sana desatención”, es decir padres y madres más relajados y con más tiempo de hacer actividades en familia, con espacio para que los niños jueguen y sobre todo confiar en ellos y en sus capacidades.

Brother and sister at beach making sand castles

Sobre la educación, la experta nos dice que “la educación no consiste solamente en adquirir títulos, que su hijo o hija sean capaces de decir gracias, por favor, y si encajan alguna frustración es bueno para su formación”. Que no interfiramos en las decisiones del colegio, es bueno que el niño asuma sus propios errores, estando al margen por si necesita de nuestro apoyo.

Pero, ¿por qué los sobreprotegemos tanto como si estuvieran en una burbuja?

Es el miedo a equivocarnos, a traumatizarlos. A querer darles todo lo que ellos quieren y tal vez suplir las carencias que tuvieron sus padres. Que no sufran y sean felices. Querer conseguir que sean hijos perfectos que es el ideal que todos queremos tener. La mejor receta es relajarse y disfrutar de ser padres y que ellos disfruten de ser hijos. La experta en el tema nos da un consejo: ser cariñosos con los hijos, estar con ellos cuando lo necesiten, pero dejándoles un poco de libertad y no estar encima de ellos todo el día. Hay que decir no, exigirles que colaboren en casa, y también “decirles que les queremos, pero que ello no equivale a que tengan una serie de derechos adquiridos, ni sobre los padres ni sobre el resto del mundo”.

La psicóloga Maribel Martínez, experta en psicología infantil, que esta hiper paternidad existe debido a que los objetivos de los padres han evolucionado. En tiempos de nuestros abuelos, el objetivo era que los hijos sobrevivieran a la guerra y a la posguerra, no pasaran hambre y, cuanto antes, se pusieran a trabajar para ayudar a la familia que normalmente era numerosa. En la de nuestros padres, lo que ya se quería era asegurar que sus hijos pudieran estudiar y que tuvieran mejores posibilidades laborales. En esta generación de padres las prioridades han cambiado, queremos hijos brillantes, triunfadores y que lo tengan todo. Como si el éxito o fracaso sean sólo de los padres y que tengamos que ser los mejores padres del mundo.

Family outdoors playing soccer and having fun

Otros consejos a seguir para no caer en la hiper paternidad son estos:
No llevarle la mochila a tu hijo, sino dejar que él mismo la lleve, que aunque parece que es algo insignificante es una forma de educar con responsabilidad, autonomía y capacidad de esfuerzo.
– Empezar a enseñarles que lleven su plato a la cocina cuando acaben de comer, que recojan sus juguetes y que sepan que cada cosa tiene su sitio.
Que no interrumpan las conversaciones de los mayores.
– No acostumbrarnos a preguntar qué quieren para comer. Es conveniente llevar un orden en las comidas que les aporte el cuidado nutricional que necesitan, y lo que se haga en el día es para todos y tienen que comerlo.

Podemos dar el primer paso relajándonos un poco y salir de la idea de padres con hiperpaternidad. Sobre todo darles su propio tiempo para jugar, sin estructuras ni reglas. Pasaremos ratos más gratificantes con ellos. Así conseguiremos que los niños puedan crecer, superarse y esforzarse, que se sienten capaces de afrontar sin miedo los problemas. Los niños se sentirán más queridos y tranquilos.

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