Ya sabéis que en Cayro somos fieles defensores de que jugar no tiene edad. Por eso tenemos la colección XXL Big Size para que los mayores también se diviertan y aprendan, y por eso nos encanta que el juego tenga cada vez más protagonismo en la parte educacional, tanto de pequeños como de mayores. Y si juntamos a los dos, ¡mejor que mejor!
Os hablamos de la importancia del juego intergeneracional, una práctica cada vez más extendida y que comprende el juego y la interacción colaborativa entre los más mayores y los más pequeños.
Uno de los ejemplos más sonados ha sido el de la residencia para mayores Providence Mount St. Vincent en Seattle, en la que niños de primaria se reúnen durante cinco días a la semana con los mayores para enriquecer sus vidas a través de diferentes actividades.
Este proyecto se dio a conocer gracias al documental Present Perfect, pero existen varios casos más.
Desde hace tiempo se sabe que el contacto intergeneracional tiene muchísimos beneficios tanto para la salud y autoestima de los mayores, como de los más pequeños. La mayoría de las personas mayores, al envejecer sienten que no son útiles y se frustran, pero al entrar en contacto con los niños el cambio es automático: se esfuerzan por participar y agradar, acompañan al niño, intentan sorprenderle, sonríen…
Y para los niños es un gran estímulo, ya que aparte de que con estos encuentros normalizan y aceptan el proceso de envejecer, se encuentran motivados para ayudar y enseñar lo poco que saben a los mayores.
Podemos decir que estos programas mejoran la vida de ambos colectivos tanto a nivel cognitivo (por el aprendizaje mutuo que se genera), como a nivel físico o psicológico, ayudando a la movilidad de los mayores al tener algo por lo que esforzarse; y generando una relación que les hace estar más felices y conectados al mundo real.
Nos encantan estas iniciativas, así que mayores y pequeños, abuelos y nietos, ¡todos a jugar!