Sigfrid y Donatella. Un juego de mesa muy movido.

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Damas, caballeros, tenemos un problema. Esto de la Edad Media está muy bien pero lo del transporte aún no lo tenemos muy avanzado. Por eso el camino desde este verde prado donde hemos estado recitando nuestros poemas y cantares hasta el castillo va a ser más duro de lo que parece.

No solo tenemos que ir andando sino que además vamos a tener que superar diferentes pruebas hasta llegar a lo alto de la fortaleza.

Un caballero, un arquero, una princesa y una damisela emprenderán una singular carrera a golpe de dado en una particular y movidita versión del juego de la oca.

Una versión tridimensional y que aúna las pruebas físicas con las intelectuales, buscando la rapidez de reflejos, la asociación de ideas y la capacidad de actuación e imitación de los jugadores.

Así los niños y niñas se enfrentarán a pruebas físicas como dar dos vueltas a toda prisa a la mesa o permanecer a la pata coja hasta tu próximo turno y otras mentales como identificar 5 objetos rojos sin salir de la habitación o dar 5 nombres de animales. Y luego están las pruebas en las que tienes que imitar a un burro o saltar como una rana.

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¿Por qué hemos creado este juego? Pues porque los niños quieren moverse, gritar y hacer el ganso. Porque es un juego con el que pueden ver a sus padres correr, hacer imitaciones y reírse. Porque es un juego que puedes adornar como quieras (por ejemplo, hay un dragón que nos persigue y como no lleguemos pronto al castillo nos vamos a meter en complicaciones) y porque incluso se puede jugar solo las figuritas e inventarse mil y una historias.

Es una forma diferente de pasar un rato, ideal para esas tardes de domingo en las que llueve o hace frío y necesitas canalizar toda la energía de los nanos antes de que se carguen los jarrones. O antes de que se mimeticen con el sofá.

Así que si quieres divertirte y moverte, bienvenidos a la Edad Media.

 

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