¿Qué es un Pachisi?

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Si os decimos la palabra “Pachisi”, lo más probable es que no os suene de nada. Pero si además os hacemos saber que dicha palabra es el nombre del antepasado de un archiconocido juego de mesa quizá todo os comience a encajar. ¿Aun no caéis? Allá va una pista definitiva: el juego en cuestión se juega en una cruz simétrica dividida en 4 colores distintos, y el objetivo, a grandes rasgos, es que cada jugador de toda la vuelta al tablero con sus fichas.

Efectivamente, lo habéis adivinado: el Pachisi es el bisabuelo del Parchís. Originario de la India, este juego resulta tan fascinante por los puntos en común con el parchís como por las curiosas diferencias con este. A continuación trataremos algunas de ellas. Seguro que os pica la curiosidad…

Para empezar, aunque el Pachisi también era un juego para 4 jugadores, por lo general estos se dividían en dos equipos (amarillos con rojos y verdes con negros, por ejemplo). En lugar de dados, se utilizaban seis conchas de cauri (un molusco que, a lo largo de la Historia, ha hecho las veces tanto de símbolo de fertilidad como de divisa) para determinar el movimiento de las fichas de cada jugador. Si 2,3,4 o 5 conchas de cauri caían hacia arriba, el jugador podía mover una de sus fichas 2,3,4 o 5 casillas. Si, por el contrario, 6 conchas caían hacia arriba el jugador, además de avanzar 6 casillas, repetía turno. Esta repetición de turno también se daba cuando tan solo una concha de cauri caía hacia arriba: solo que en este caso al jugador se le permitía avanzar su ficha 10 casillas.

Pero, sin duda, la “tirada estrella” consistía en que ninguna de las conchas de cauri cayera hacia arriba. En ese caso, el jugador podía avanzar una de sus fichas 25 casillas, además de repetir turno. De hecho, el juego debe su nombre a esta tirada. La palabra “Pachisi” significa literalmente, “25”.

Las 4 fichas de cada jugador comenzaban el juego en el cuadrado central, llamado Charkoni, y debían, saliendo por el aspa de la cruz correspondiente a su color, dar la vuelta completa a la misma por la parte exterior, volviendo al Charkoni por la misma aspa por la que había salido en un principio. Una mecánica extraordinariamente parecida al Parchís, como podéis ver. Pero las similitudes no acababan ahí.

El Pachisi permitía a las fichas “comerse” entre ellas, debiendo la ficha “comida” volver al Charkoni y comenzar su recorrido desde cero. También existían las casillas “seguro”, en las que las fichas no podían ser “comidas”. Eso sí, el jugador que conseguía “comerse” la pieza de un oponente no avanzaba 20 casillas con una de sus fichas: simplemente repetía turno.

Quizá la diferencia más fascinante con respecto al Parchís era la naturaleza colaborativa del Pachisi. Un jugador podía, en cualquier momento, ceder su turno al compañero, si este lo necesitaba para hacer avanzar sus fichas de manera determinante para el éxito del equipo. Lo mejor de todo es que, a grandes rasgos, podemos utilizar un tablero normal de Parchís y aplicar las reglas del Pachisi para disfrutar de esta nueva experiencia de juego. Las diferencias son sutiles, pero mucho más importantes de lo que pudiera parecer…¿os animáis?